Nick y Arhia





El ruido de la música retumba en mis oídos. Aquel humo tan desagradable penetraba en mi cuerpo anulando todos los olores que me envolvía. La gente bailaba al son de la música, otros  en cambio, hablaban alegremente entre ellos y muy probablemente, alguno estuviera ligando y esta noche fuera mágica para él. Yo en cambio, estaba en la barra del bar, con mi súper vodka rojo con naranja. Sola, aburrida y desesperada. Violeta se había ido al baño, no se porque, pues minutos antes habíamos ido las dos, pero lo dejé correr. Últimamente ella se estaba comportando de forma muy extraña, y aunque me esforzaba en comprenderla no llega e entender que ocurría. Cada vez la notaba más lejos de mí. 

Nick lo tenía a la vista. Charlaba muy animado con varios chicos más que debido a su aspecto, por lo menos deberían ser primos de Nick porque estaban buenísimos, no con ello quiero reconocer que Nick está bueno, que conste.
En cambio con Nick, cada día estábamos más unidos.  Cada instante que pasaba con él sentía que su amistad valía todo el oro del mundo. Ya en aquel momento tenía consciencia de que jamás me fallaría. Eché una ojeada alrededor del bar. Nada nuevo que no aya contado ya, bueno si… Vi a Fran completamente solo, aunque observé que hay una copa enfrente de él  y por cierto, estaba llena. Mis ojos negros se clavaron con disimulo en Fran. No parecía muy alegre. Su camisa rosa destacaba con su pelo negro. De pronto, volvió la cabeza y me miró. Nuestras miradas, por un momento, se cruzaron. Hacia tiempo que no veía sus ojos verdes, que ya por casi se me olvidan. No entendía como podíamos haber llegado aquel estado. Era pésimo. ¿Qué había ocurrido en él para que nos pasara aquello? No lo comprendo, aunque supongo que algún día tendré fuerzas de preguntarle porqué. Algún día tendré fuerzas y me enfrentaré a la realidad y el día que tenga ánimo y consiga que mi mundo no gire en torno a él entonces, solo entonces, sabré que es el momento de seguir. 

De pronto y sin previo aviso, una chica guapísima se sentó enfrente de él. Fran le sonrió plácidamente y se entabló conversación con su acompañante.
Pensé en una sarta de insultos que es mejor no relatar, pues podrían herir la sensibilidad de alguien. ¿Qué se habría creído ese? ¿Qué lo estaba mirando porque me gustaba? ¿O porque estaba sola y buscaba compañía fuera quien fuera? Ja. No le iba a dar ese gusto. Y de pronto, como si de un milagro se tratase mi valeroso Nick se subió al escenario y toco varias veces el micrófono.

- Hola, hola, probando, probando – La voz de Nick se oyó por toda la discoteca, a pesar de todo el ruido y diversos sonidos extraños que contenía – Si, bueno, esta canción me gustaría dedicársela a una amiga que esta noche no está muy acompañada que digamos, pero espero que algún día deje de estar sola – vaya, todo el mundo se rió. Muchas gracias Nick, eres el mejor. Le maldije por dentro. Le eche una mirada enfadada y él rió – supongo que esta noche esta para divertirse, sobre todo para los que sea la primera vez – si, iba bebido, y no poco – Esta va por ti Arhia – gritó.
-
Todo el mundo chillaba y aullaba.

Su música sonaba por toda la discoteca, y su voz, llego a cada fibra de mi piel. Era melodiosa, serena, apacible y a su vez alegre, con ganas de vivir. No se como una voz puede contener tantos sentimientos a la vez. Y de pronto, una luz se encendió en mi cabeza. Se las haría pagar a Fran por haberme intentado hacerme daño con su acompañante.  Creo que esa noche iba algo más bebida de lo normal porque eso de vengarme no era lo mío. La canción de Nick transcurrió dulcemente. Él no me apartaba la mirada ni yo se la apartaba.  La canción era movida, y por supuesto, el la bailaba con elegante gracia. Clavaba la canción. Su voz cada vez era más sensual, y de pronto ya no quería realizar mi plan para vengarme de Fran, si no porque lo deseaba. ¿Cómo podía estar pensando eso yo? Increíble. Esa noche era muy, muy extraña. 

Avancé entre el gentío, a codazos, empujones y diversas formas de colisión. A mi derecha se extendía una amplia escalera que llegaba al escenario. Subí poco a poco las escaleras, esperando a que la canción terminara y cuando por fin llegué al escenario, sin pensármelo dos veces avance hacia Nick, que en medio del escenario, hacia reverencias por doquier.  Su pelo negro caía sobre su rostro tapándolo, y sin casi darme cuenta, estaba en frente suya. Él ya sabía lo que iba a ocurrir, y yo, aunque lo había pensado, no estaba realmente mentalizada.

En un gesto casi mecánico, aparté su pelo de la cara. Sus grandes ojos zafiro me miraban fijamente y serenidad de guerrero cuando sabe que ha ganado una batalla pero que aun le quedan otras tantas por librar. Me enganche a su cuello y me acerqué a Nick. Su aroma llego a cada fibra olfativa de mi cuerpo, haciéndome estremecer. Aquel olor de colonia de hombre me volvía realmente loca.  Nick se aproximo a un más a mi. Sus fuertes brazos rodearon mi cintura, y con una sonrisa en la faz, acercó sus labios a los míos. Jugó un poco con ellos antes de que nuestros labios rozasen, pero cuando estos se chocaron una chispa surgió entre nosotros. Y de repente, y sin previo aviso, todo enmudeció… 

Solo podía oír los latidos acompasados de mi corazón. 

Mi mundo en aquel instante, se detuvo. 

Todo era perfecto. Lo amaba, y ahora lo sentía más cerca que nunca. Ahora sabia que era él y no otro, que mi mundo no solo giraba alrededor de Fran, que ahora mi mundo era Nick, y no otro. 

Lo sentía tan cerca… lo sentía tan próximo… 

Me agarré a las solapas de su camisa abierta, y lo acerqué aún más a mí. Lo necesita más que nunca, era mi perfecta droga: necesitaba de él a cada instante y su presencia se hacía más adictiva. Le devolví el beso. Un beso ahogado, un beso desesperado…

Nuestro primer beso. Deseé fervientemente que aquel momento no acabara. Los dos juntos en aquel escenario de una discoteca.



Los dos. 

Él y yo. 

Nadie más.



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